
Todavía no debutaron en Primera, pero ya sueñan con hacer plata y triunfar en el futbol. La mayoría dejaron sus casas siendo muy chicos para correr detrás de ese sueño: Jugar en Primera. Se fueron a otra provincia, a otra ciudad o incluso a otro país. Se definen como “perseverantes” no importa la edad que tengan, el club en el que estén, o la provincia de la que sean.
Nicolás Palavecino nació el 23 de octubre del 2001 en Miguel Riglos La Pampa, es hijo de Vanesa García y German Palavecino. Su hermano es Benjamín Palavecino de 12 años. Por parte de madre tiene otro hermano de 4 años, Mateo Suarez. Mientras Nico hacia un mes que había tenido su fiesta de primer cumpleaños, el 20 de noviembre del 2002, hace casi ya 16 años nacía en Mariano Acosta Santiago Monzón, hijo único de Silvina Gómez y Juan Manuel Monzón.
De muy chicos ya comenzaban a dar sus primeros pasos en las escuelitas de fútbol. Nicolás inicio jugando al fútbol en las infantiles del Club Unión de Miguel Riglos, de cinco o como mediocampista central, donde jugo hasta los 14 años. En ese entonces Santiago jugaba a la pelota en el taller de futbol del colegio y como su mama vio que le gustaba mucho lo anoto en cancha de 11 del Club Deportivo y Social Santa Rita y a medida que fue creciendo se anotó en cancha de 5 en el Club Atlético y Social Villa Tesei.
Nicolás ya tenía casi 3 años y Santiago hacía 3 meses que había cumplido su primer año cuando en Castelli Provincia de Buenos Aires hace 14 años nacía Jano Coronel, un 5 de febrero del 2004, hijo de Ana y Julián. Tiene dos hermanos, uno más grande de 18 años que se llama Ladislao y el más chico de la familia que es Benicio de 9 años.
Cuando tenía cinco años comenzó a jugar al fútbol en la escuelita infantil del Club Deportivo Castelli y a los diez años sus papas lo pasaron a Independiente Fútbol Club de la misma ciudad, porque su hermano jugaba ahí y era más fácil el tema de los viajes.
Un día Gastón Mansilla, veedor de Estudiantes de La Plata se comunicó con su papá por teléfono para que venga a hacer una prueba al pincha (cuando todavía estaba en su último año de infantiles). En abril de 2017 le llegó el comunicado que había quedado y ficho para la institución de La Plata donde actualmente se desempeña como número 9 o delantero central, aunque como tiene buen dominio del balón en ambas piernas le ha tocado jugar de extremo por las bandas.
Cuenta Santiago que al principio no había nada que lo motivara, solo le gustaba estar día y noche con la pelota. Pero con el paso del tiempo lo fue motivando su familia y a través de Diego Mazzili cazador de talentos del Club Atlético Boca Juniors, que lo vio jugar en Santa Rita cuando él jugaba de delantero llego a la institución Xeneize.
Su posición cambio con la llegada Boca Juniors, su puesto natural es central izquierdo, aunque en algunas ocasiones también le ha tocado jugar de central derecho o lateral izquierdo y recuerda algún partido en que la exigencia lo pedía y se tuvo que parar de delantero central, ya que su altura y su pasado infantil lo ayudaban a él y al equipo.
A Nicolás en cambio lo llevó su padre a una prueba con un selectivo de La Pampa en Buenos Aires. Ahí se probaron, quedó seleccionado y fichó para el Club Atlético San Miguel que actualmente milita en la Primera B Metropolitana del fútbol argentino, donde jugo un año como nueve o delantero central.
Al año siguiente por intermedio de un primo que ahora está jugando en River Plate pero que en ese momento jugaba en Boca Juniors sacaron un contacto y su padre le hablo para llevarlo a prueba al club de la ribera. El primer día de entrenamiento con la camiseta del Xeneize no fue nada positivo porque estuvo con fiebre y un dolor en la espalda, pero le dieron una oportunidad más al mes siguiente. En esta prueba eran 30 chicos y de esos eligieron solo a cuatro de los cuales uno era Nicolás. Les tomaron los datos y les dijeron que tenían que volver en dos semanas a seguir haciendo pruebas donde se entrenó 15 días con las juveniles de Boca (donde jugaba Santiago), hasta que finalmente le dijeron que de su puesto no necesitaban en ese momento pero que más adelante los iban a llamar.
No hubo caso. Nicolás y Santiago no pudieron jugar juntos en Boca Juniors, pero lo que si sucede es que ambos siguen luchando por el sueño de jugar en la primera división.
Los momentos difíciles llegaban, porque no tenía club, extrañaba a su familia y amigos y por momentos se le cruzó en su cabeza volverse a La Pampa y dejar de luchar por ese sueño, pero sus padres lo siguieron apoyando y pudo salir adelante. Para la psicóloga deportiva María de los Ángeles Corró Molas es muy importante que la familia acompañe al deportista sobre todo para poder generar actitudes de fortalecimiento en momentos donde el deportista cree que no avanza, se equivoca o no es citado como pasa en el fútbol; dice que “la familia debe ser un sostén y además debe alentarlo y apoyarlo para que el deportista logre el éxito”.
Al siguiente año paso al Club Atlético Platense que disputa el Nacional B donde se desempeñó como delantero extremo y a finales del 2017 lo dejaron libre, con el pase en su poder. Un representante que vivía con él en la misma pensión le ofreció una propuesta de llevarlo a jugar al Santo Sanjuanino de la Primera división del fútbol de AFA. Realizó las pruebas correspondientes donde le fue bien y en 2018 fichó para el Club Atlético San Martin, de la provincia de San Juan donde actualmente se desempeña como volante por izquierda y está comenzando a entrenar con la reserva.
Santiago en cambio se está entrenando como central izquierdo con la Selección Argentina Sub 17 de cara a los encuentros con su clásico rival Brasil a disputarse el 20 y el 22 de noviembre en Rio de Janeiro. Por otro lado el domingo 11 de noviembre fue alcanza pelotas en el Súper clásico en La Bombonera entre Boca y River por la Final de Ida de la Copa Libertadores 2018 que terminó empatado 2-2.
Para Jano su mayor incentivo fueron sus padres que lo llevaron siempre a entrenar y nunca faltaron a verlo jugar un partido. Es por esto que nunca creyó que no fuera lo suyo, “siempre ame al fútbol y es lo que más me gusta”, pero si recuerda una anécdota en donde pensó que se terminaba su sueño de jugar en Estudiantes, porque en su primer partido contra Banfield entro desde el banco de suplentes y a los 5 minutos cuando llevaba la pelota, un rival le pegó una patada de atrás y al caer se fracturo el cubito y el radio del brazo izquierdo, pero por suerte se recuperó rápidamente y volvió antes de lo esperado a las canchas.
Corró Molas explica que cuando ellos trabajan con un tema de lesión en un deportista saben que: “a la lesión física le corresponde una lesión psicológica, por lo que esto genera un daño a nivel psicológico en la persona que es lo que se tiene que trabajar y recuperar”, esto se puede ver reflejado en varias conductas como la reacción de enojo, la fluctuación y la ansiedad. En el momento de la rehabilitación dice María de los Ángeles que hay un trabajo en conjunto de su parte con la de un kinesiólogo, el preparador físico y el entrenador del deportista, con la idea de ayudar en este caso al futbolista para que pueda recuperar su rendimiento. En estas edades jóvenes donde generalmente son competitivos dice que puede pasar por la cabeza la idea que planteaba Jano de abandonar el deporte.
Santiago es consiente que la profesión le implica un desgaste físico, emocional y económico muy importante, porque los entrenamientos son diarios y muy exigentes. El viajar todos los días es mucho gasto. Hay veces que te salen bien las cosas y otras en las que no, es por eso que debes estar con la mente muy fuerte y preparada para afrontar los desafíos.
Es un desgaste físico y emocional muy grande “te cansa mucho, pero le tenemos que seguir metiendo”, dice Nicolás. Por suerte él vive en la casa de un compañero de San Juan y en cuanto a lo económico es de gran ayuda pero sino es muy complicado por la situación actual del país.
Para Jano esta profesión le exige un gran desgaste físico, pero también una ganancia física por todo lo que se entrena. Emocionalmente los van preparando para las derrotas pero a la vez tiene momentos inolvidables como el que le tocó vivir cuando metió el gol del empate en su primer clásico contra Gimnasia “nunca en mi vida grité un gol de esa manera”. En lo económico el desgaste es enorme y lo sabe porque lo ve en sus padres, toda la plata que gastan para que pueda estar acá, “ojalá algún día se los pueda compensar”.
Los tres llegan a la conclusión que ponen en riesgo muchas cosas tanto materiales como la familia y otras económicas pero siguen luchando por cumplir su objetivo.
¿Cómo es un día normal para un futbolista juvenil que ya empieza a dar sus primeros pasos como profesional?
El que primero se levanta de los tres es Santiago, un día normal arranca a las cinco de la mañana, desayuna y camina hasta la parada para tomar el colectivo “tipo seis menos cuarto” que lo lleva hasta donde pasa la combi del club que los deja en el predio. Llegan se cambian y entrenan. Luego se ducha y almuerza en el club.
Cuando Santiago ya está en el predio de altos rendimientos de Boca Juniors en Ezeiza Nicolás comienza su día tipo siete de la mañana. Se levanta, se lava la cara y se sienta a desayunar. Después se cambia mientras espera que pase el padre de un compañero para llevarlos a entrenar, en el recorrido pasan a buscar a dos compañeros más y ya van directo al club. Ni bien llegan se cambian en los vestuarios y ya se ponen a las órdenes del profe para entrenar. Son dos horas de entrenamiento (de 8 a 10), cuando terminan se duchan, se cambian y los pasa a buscar el padre de otro compañero que lo lleva a su casa. Llega cansado, se toma una chocolatada mientras mira tele y a las 13:30 almuerza y se acuesta a dormir la siesta para recuperar energías hasta las seis de la tarde.
Para Jano el día comienza temprano, a la misma hora que Nicolás (depende del horario en que entrene). Se levanta para desayunar, cambiarse y camina siete cuadras hasta la parada del micro, en el que viaja alrededor de 40 minutos hasta llegar al country. Una vez que llega va directo al vestuario, se cambia, entrenan y cuando terminan toman una chocolatada que les da el club. Cuando termina se ducha y se va a comer al bufete que le queda ahí mismo en el predio.
Los tres van al colegio luego de entrenar. Jano a las 12:15 entra a la escuela (que es del club) y sale a las 17:15. Se vuelve a tomar el micro hasta su departamento y llega tipo seis, ahí escucha música y hace los deberes hasta la hora de cenar. Después de cenar ya se acuesta para esperar un nuevo día de la rutina.
Santiago también entra después de entrenar al colegio, sale a las seis de la tarde y de ahí ya se vuelve para la casa. Cansado, estudia o hace los deberes mientras merienda y temprano cena con sus padres y se acuesta a dormir para arrancar un nuevo día.
Nicolás en cambio merienda y a las siete y media se va al colegio nocturno que entra a las ocho hasta las once de la noche, cuando sale se toma un micro hasta su casa, cena y se acuesta a dormir.
por Martin ARZER ARANGOA |